Palabras claves
El artículo presenta una reseña del ejercicio «de haber estado allí», en la inauguración del recorrido de la muestra «Chiarella, arquitecto y ciudadano», producida por el Colegio de Arquitectura y Urbanismo, a partir de la apertura de su archivo personal y profesional. Como resultado, se destaca al protagonista y sus particularidades, un activo partícipe de «luchas urbanas» en el contexto de la Santa Fe posdictadura.
El 28 de septiembre de 2022, en el marco de la Semana Institucional que celebra anualmente la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad Nacional del Litoral, se inauguró la versión itinerante de la muestra «Archivo Chiarella. Arquitecto y ciudadano», curada y producida por la sede local del Colegio de Arquitectura y Urbanismo de la Provincia de Santa Fe. Luego del breve acto de apertura protocolar, a cargo de las autoridades, le siguió un ameno conversatorio —que duró alrededor de dos horas— y contó con la presencia de un nutrido y atento público, conformado principalmente por estudiantes de la casa. A continuación, se presenta una reseña que procede de lo que podría considerarse una suerte de ejercicio de
observación participante, al haber estado «en el campo».[1] De ahí que, como resultado, quede priorizado el protagonista y sus particularidades por sobre su producción arquitectónica, a la que apuntaba preferentemente la exhibición.
El lugar elegido para instalar la exposición en su primera parada fue el hall del Aulario Común de la ciudad universitaria —edificio Cubo—, que permitió exponerla de forma atractiva, valiéndose de las francas dimensiones y la doble altura de este espacio. Para el recorrido, se propuso una disposición simple, cómoda y sutilmente guiada por inscripciones en el piso, que invitaban a transitar por las distintas capas de la obra del homenajeado, en clave territorial: la provincia de Santa Fe, la región centro y la ciudad capital.
En concreto, la muestra se constituyó a partir de la apertura y puesta a disposición del archivo del arquitecto Carlos Alberto Chiarella (1941–1998) por parte de sus hijos, también arquitectos, a la entidad que los nuclea como profesionales. Este gesto supuso horas, días y semanas de trabajo de otras colegas, para revisar, limpiar, procesar, seleccionar, ordenar y jerarquizar la documentación; en fin, para «constituir un archivo».[2] A la vez, posibilitó el descubrimiento de algunos efectos personales de gran valor, como fue el caso del set de más de 4000 diapositivas tomadas en ocasión del viaje realizado junto a su esposa durante la mayor parte del año 1969 por Europa y Estados Unidos. Sin proponérselo, Chiarella dejó como legado un minucioso registro arquitectónico de su época. El soporte elegido para exhibir los materiales seleccionados fue una serie continua de estructuras de madera liviana diseñadas para la ocasión, con el logotipo del Colegio, que prometían un práctico y sencillo traslado y montaje. Paralelamente, parecían emular el caballete de un artista, una sugerente alusión a la imagen del autor. Ahí se dispusieron placas cuidadosamente impresas sobre un fondo claro, para profundizar así la idea de amplitud y transparencia que transmiten esos colores, en sintonía con las paredes vidriadas del lugar. En las mismas, se podía leer información diversa pero muy bien organizada: una cronología de los hechos e hitos más relevantes de su vida, recortes de notas periodísticas cuando intervino en el espacio público, fotografías de lo construido y planos o bocetos de todo lo que quedó en proyectos. Asimismo, otras estructuras de madera —erigidas como una especie de pedestal ligero— sostenían pequeñas reproducciones de algunas de las maquetas halladas entre los fondos del estudio Chiarella. Estas fueron realizadas por estudiantes de arquitectura, en el flamante laboratorio de la facultad y con la precisión que ofrece la tecnología 3D, íntegramente en color blanco. Colocadas delante de los respectivos atriles, bien podrían haber pasado por esculturas de yeso cinceladas por el artista, si no fuera porque en todo el espacio reinaba una simetría que difícilmente pudiéramos hallar en un atelier. En cualquier caso, remiten acertadamente a la idea que subyace tras el vocablo archivo: «un lugar desde el cual el orden es dado».[3]
Der. Fuente: ‘Archivo Chiarella. Arquitecto y ciudadano: habitando FADU–UNL. Colegio de Arquitectura y Urbanismo · Distrito 1. 3 de octubre, 2022.
En tanto, para complementar la información impresa, un práctico código QR daba acceso a la memoria descriptiva y a otras vistas de algunas de las obras. De este modo, se conjugaban las nuevas tecnologías con las materias primas más tradicionales y se brindaba la posibilidad de realizar un recorrido superficial o uno más detallado, que insumiría un tiempo considerable. Como alternativa, se podía ahondar en uno de los proyectos en particular, bucear en sus detalles e historia, y reconocer incluso las palabras de su autor, gracias a algunos escritos en primera persona. Finalmente, esta estrategia permitía saldar rápida y simplemente la brecha entre generaciones de visitantes, y habilitar múltiples recursos para disfrutarla «a medida». En efecto, así como entre sus contemporáneos y algunos ciudadanos memoriosos Chiarella era un arquitecto sumamente reconocido y recordado en el medio, para la mayor parte de los asistentes a la muestra sus propuestas eran totalmente ajenas y sus obras pasaban desapercibidas en la ciudad, al ignorar su autoría. En consecuencia, Mauro Chiarella, María Martina Acosta y Eduardo Navarro —arquitectos y allegados, por distintas vías y motivos, al homenajeado—, quienes condujeron la instancia de conversatorio, se dirigieron a este público. Más precisamente, se focalizaron en los estudiantes de los primeros años de la carrera de Arquitectura y Diseño, asumiendo que diapositivas, dibujo a lápiz, copia heliográfica, cinta transparente y revistas de arquitectura pueden resultarles prácticamente desconocidos.
En la misma línea, al analizar la trayectoria del arquitecto, se refirieron a la dimensión histórica, consciente y crítica de la disciplina, así como a la iniciativa, capacidad y confianza del profesional —como sujeto y como colectivo— para involucrarse en la realidad que habita. De esta manera, dejaron plasmada una preocupación respecto de la ausencia de estos rasgos en los más jóvenes, atravesados por el individualismo, la inmediatez, los avances tecnológicos y el mercado.[4] En forma velada, sin recurrir a la expresión, resaltaron la faceta intrínsecamente política que este actor mostró en sus ideas y acciones; la «coherencia entre el decir y el hacer» que aunaba su persona. Esto se explica por cuanto «cuestiones “técnicas” y cuestiones “políticas” son como dos puntas de un mismo ovillo», a fin de cuentas, «están indisolublemente unidas».[5] Paulatinamente, el intercambio fue mutando su carácter didáctico hacia un despertar de las conciencias, a generar cuestionamientos o el planteo de algún malestar frente al sistema actual, con exigencias y reglas prefijadas, como la competencia desmedida y solitaria, o la ganancia insaciable como horizonte. Sin estar planificado, el evocar a alguien que asumía casi todo como un reto, en momentos en que no existía temor al conflicto, condujo la conversación a un desenlace: resaltar su capacidad de reacción. Al presentar a Chiarella como un militante de «luchas urbanas», como él mismo las denominaba, en las que la arquitectura era el campo de batalla y la ciudad, uno de debate, toda su producción termina apareciendo como un gran «debate urbano». Según los cronistas, su respuesta era siempre una idea y una propuesta arquitectónica: proyectar era su manera de conectarse con el mundo. Como ejemplo sirve el caso del octógono de la FADU–FHUC, ante cuyo pliego ya licitado, Chiarella, junto a colegas, docentes y estudiantes de la carrera, decidió «accionar ante el problema». Luego de haber observado el homónimo espacio diseñado y construido para la FBCB, había resuelto transformar éste en un pequeño anfiteatro estudiantil, el espacio privilegiado para sus mítines —con la apoyatura de los balcones, como la barra del Concejo Municipal—, una caja de resonancia de sus demandas, favorecida por la gran altura. Quizá como un agradecimiento por ese gesto, el año siguiente a su inesperada partida este espacio sería bautizado en su honor.
La actitud siempre enérgica, potente, audaz, revulsiva, vehemente, polémica, provocadora, confrontativa y hasta disruptiva de esta personalidad que «hacía ruido» resonaba aún más en una ciudad y en una sociedad ordenadas, acalladas, aquietadas y aletargadas por años de dictaduras.[6] De este modo, en pleno renacer democrático, se convirtió en un auténtico ciudadano. Para quienes no conocimos a Chiarella, este acto —como sentido reconocimiento— y la muestra en su conjunto, nos lo «pintó de cuerpo entero», aun cuando estuviera mediado por los recuerdos de otros. Así cobró vida y adquirió cabal significado la pequeña recopilación de fotos que coronaba el recorrido, revelando al arquitecto en acción, es decir, ejerciendo su profesión y su pasión. En definitiva, condensando toda su existencia; breve, pero sumamente prolífica.
Excurso. Dos semanas después de retirada de la FADU, el 1 de noviembre, la exposición se reinauguró en el hall de ingreso a la sede Santa Fe de la UCSF. Allí también se organizó un conversatorio, con Mauro Chiarella y María Martina Acosta, los discursos previos de autoridades, la entrega de una distinción al mejor promedio de la carrera y, desafortunadamente, una reducida asistencia de público estudiante. En esa oportunidad, fue un plus la proyección de imágenes del agasajado y el trabajo de su estudio, aprovechando las enormes estructuras de hormigón sobre las que se apoya el edificio. Ello a pesar de que la iluminación general del mismo no le hiciera justicia a la calidad y el detalle de lo exhibido. Por lo demás, no se colocaron las leyendas indicativas en el piso; tal vez porque solo estaría disponible unos pocos días hábiles.
Der.Fuente: Archivo Chiarella. Arquitecto y ciudadano: habitando FADU–UNL. Colegio de Arquitectura y Urbanismo · Distrito 1. 3 de octubre, 2022.
Esta fue la segunda parada (conocida) en la itinerancia del archivo Chiarella, muy cercana al cierre del año académico. Para el que se encuentra en curso, el Colegio ya está promoviendo la apertura del homenaje a César Carli, otro de los referentes de la arquitectura en Santa Fe y la región; se reutilizarán para ello los caballetes móviles estrenados en 2022. Retomando las ideas finales del guión curatorial que es objeto de esta reseña, se puede concluir afirmando que todavía quedan «materiales por descubrir», existen «viejos problemas a los que todavía no hemos dado adecuada respuesta» y «nuevas preguntas a nuevos hacedores de la ciudad». Bienvenidos sean todos ellos: materiales, problemas y respuestas, preguntas y hacedores, que nos convocan y movilizan, hoy como ayer. Ojalá sigan haciéndolo en el futuro.
Referencias bibliográficas
Camou, Antonio (1997). Los consejeros del príncipe. Saber técnico y política en los procesos de reforma económica en América Latina, Nueva Sociedad 152. https://bit.ly/34bWeLp.
Citroni, Julieta (2021). Una ciudad del interior argentino en época de dictadura. El caso de Santa Fe y las formas del control social entre 1976 y 1981. En José Miguel Larker y María Cecilia Tonon (comps.) Orden y conflictividad social entre los siglos XIX y XX. Miradas espacializadas en territorio santafesino, pp. 227–252. Teseo.
Navarro, Eduardo (2003). Carlos Chiarella, Polis 1(2):64. https://doi.org/10.14409/polis.v1i2.294.
Pittaluga, Roberto (2007). Notas a la relación entre archivo e historia. Políticas de la memoria. Anuario de documentación e investigación del CeDInCI 6/7:199–205.
Taylor, Steve y Robert Bogdan (2000). Introducción a los métodos cualitativos de investigación la búsqueda de significados. 3º edición. Paidós.
Notas
[1] Steve Taylor y Robert Bogdan, Introducción a los métodos cualitativos de investigación la búsqueda de significados. Barcelona: Paidós (2000), capítulo 3.
[2] Roberto Pittaluga, Notas a la relación entre archivo e historia, Políticas de la memoria. Anuario de documentación e investigación del CeDInCI 6 / 7 (2007):202.
[3] Pittaluga, «Notas a la relación entre archivo e historia»:200.
[4] De hecho, él mismo, como docente, había observado un «creciente ablandamiento finisecular de valores», apelando fuertemente a fomentar el compromiso ético entre sus alumnos. Eduardo Navarro, Carlos Chiarella, Polis 1(2) (2003):64. https://doi.org/10.14409/polis.v1i2.294.
[5] Antonio Camou, Los consejeros del príncipe. Saber técnico y política en los procesos de reforma económica en América Latina, Nueva Sociedad 152 (1997):11.
[6] Julieta Citroni, Una ciudad del interior argentino en época de dictadura. El caso de Santa Fe y las formas del control social entre 1976 y 1981. En Orden y conflictividad social entre los siglos XIX y XX. Miradas espacializadas en territorio santafesino, comp. por José Miguel Larker y María Cecilia Tonon (Buenos Aires: Teseo, 2021):227–252.
Agradecimiento
La autora agradece los comentarios e información extra que brindara generosamente la Arq. Milagros Reinante en conversación informal, una vez finalizado el conversatorio, en tanto permitieron conocer los pormenores del proceso de curaduría de la muestra. De cualquier modo, todo el texto y las opiniones allí vertidas son de su entera responsabilidad.
Cómo citar
Citroni, Julieta (2023). Chiarella, arquitecto y ciudadano. Recorridos por una muestra-homenaje, Polis, Nro. 23. https://www.fadu.unl.edu.ar/polis
Julieta Citroni
Licenciada en Historia por la Universidad Nacional del Litoral. Doctora en Ciencia Política por la Universidad Nacional de Rosario. Es docente auxiliar en las cátedras «Historia Social» e «Historia Mundial Contemporánea» de la UNL y «Análisis Histórico del Presente», de la Universidad Autónoma de Entre Ríos. Desde la carrera de grado, es miembro del Centro de Estudios Sociales Interdisciplinarios del Litoral (CESIL) e integra proyectos de investigación CAI+D en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la UNL.