Partiendo de la base de que el primer paso para la protección y efectiva conservación del patrimonio es su conocimiento y valoración, la propuesta ha buscado contribuir a la generación de conciencia individual y colectiva sobre el valor del patrimonio arquitectónico, entendiendo al ámbito escolar como uno de los primeros espacios de compromiso y participación ciudadanos.
«Hecho de haber sentido, conocido o presenciado alguien algo»[1] es la definición del término experiencia y su enunciación puede integrar todo un proceso. El presente escrito propone recorrer la experiencia de extensión denominada «Arquitectura y escolaridad: niñez y concientización inicial del patrimonio»[2] desarrollada en el marco de la Convocatoria de Programas de Extensión «Proyectos de Extensión de Interés Social» (en adelante PEIS) de la Secretaría de Extensión Social y Cultural de la Universidad Nacional del Litoral dentro de la línea temática Cultura, Patrimonio y Creatividad.
Dada la importancia para el trayecto formativo de los estudiantes, de conocer y vivenciar los problemas reales del medio social y cultural en un proceso de retroalimentación con el saber académico, la cátedra[3] se ha propuesto intensificar el trabajo en materia de extensión, llevando a cabo proyectos en los cuales se pone de manifiesto la relación con los contenidos de las asignaturas.
En función de relaciones construidas en su itinerario, el presente artículo se ha estructurado en tres partes: una introducción que presenta la idea y génesis de la formulación del proyecto, vinculada a los antecedentes desarrollados en «Prácticas de Extensión de Educación Experiencial» (en adelante PEEE); el desarrollo del mismo, en el cual se describen las acciones llevadas a cabo por el equipo de extensión e instituciones socias (actores no universitarios); y por último, una conclusión reflexiva de todo el proceso, que articula los aspectos teóricos y prácticos de la experiencia, resultados y posibles derivas.
INTRODUCCIÓN: Génesis del proyecto. Antecedentes (PEEE). Perspectivas teóricas
Partiendo de la base de que el primer paso para la protección y efectiva conservación del patrimonio es su conocimiento y valoración, la situación previa detectada se fundamenta en el escaso desarrollo en la concientización y valoración del patrimonio arquitectónico en los espacios educativos públicos vinculados a los niveles primarios,[4] aquel que conforma referencias culturales e identitarias y forma parte de las producciones que construyen el sentido de ciudad. El problema y diagnóstico pudo constatarse, inicialmente, durante las PEEE llevadas a cabo por la cátedra durante los años 2016, 2017 y 2018,[5] cuando se abordó una serie de escuelas primarias públicas, referentes de diversos periodos históricos de nuestra ciudad. En las entrevistas a autoridades y ejercicios realizados se observó, entre otros aspectos, un vacío en relación con el conocimiento de aspectos intrínsecos a los espacios y arquitecturas de los cuales son usuarios. Uno de los textos trabajados en el marco teórico, referido a la arquitectura educativa en todo el territorio argentino, daba cuenta de la observación señalada al afirmar que
dentro del admirado sistema educativo argentino, es justamente este componente, el de la arquitectura para esos fines, el menos conocido y valorado por dirigentes, especialistas y público en general. Sin embargo, lo edilicio aparece siempre como referencia precisa y concreta, como lugar de memoria de los años de formación, del paso por la escuela, por el colegio o por la universidad. (Grementieri & Shmidt, 2010:1)
Por otra parte, desde una perspectiva disciplinar, en los edificios escolares se observan frecuentemente actuaciones que no se adecúan a los lineamientos establecidos en la legislación y textos doctrinarios para las intervenciones en patrimonio. Ampliaciones que pueden alterar la tipología original, modificaciones estructurales, incompatibilidad de materiales, ausencia de mantenimiento en determinados espacios característicos, entre otros; lo que nos advierte una carencia de información sobre métodos de abordaje, acentuado por la necesidad del uso diario de las instalaciones de manera continua.
Según expresa García Canclini, «El efectivo rescate del patrimonio incluye su apropiación colectiva y democrática, o sea: crear condiciones materiales y simbólicas para que todas las clases puedan compartirlo y encontrarlo significativo»[6]. En este sentido, la propuesta ha buscado contribuir a la generación de conciencia individual y colectiva sobre el valor del patrimonio arquitectónico, entendiendo al ámbito escolar como uno de los primeros espacios de compromiso y participación ciudadanos.
El significado de participación[7] ha revestido particular interés en el proyecto, especialmente de los niños y de la comunidad educativa en general, durante el proceso de formulación e interpretación de su entorno construido (escuela–barrio–ciudad), desde el cual se potencian sus responsabilidades presentes y futuras como ciudadanos. En este marco, se ha propuesto instalar en la comunidad educativa el concepto de «sostenibilidad patrimonial»[8]: por un lado, la defensa de la calidad de vida y la identidad de un territorio entendida como la sostenibilidad medioambiental y social y, por el otro, el patrimonio cultural, que asume una función activa en la vida de la colectividad.
Considerando los objetivos del proyecto y antecedentes de las prácticas previas, se seleccionaron dos establecimientos educativos de la ciudad de Santa Fe como instituciones socias para llevar adelante la experiencia; ellos se caracterizan por poseer un reconocido valor patrimonial, ser referentes simbólicos de sus barrios y emplazarse en entornos urbanos particulares, entre otros aspectos.
De esta manera se escogieron la Escuela Nº 2 Gral. Manuel Belgrano, que está ubicada en el área fundacional de la ciudad, barrio Sur, de clara adhesión al eclecticismo, proyectada por el Arq. Leon Lamouret y edificada entre 1915 y 1917, en el periodo de integración nacional[9]; y la Escuela Nº 14 Dr. Nicolás Avellaneda, situada en barrio Parque Juan de Garay, proyectada y construida por el Arq. Roberto Croci en 1940, en el periodo moderno, época en la que «se asistió a un resurgimiento de los planes provinciales para establecimientos primarios, que renovaban su imagen con el sello de la llamada arquitectura racionalista, de expresión sobria y austera» (Grementieri & Shmidt 2010:6).
La pertenencia de ambas escuelas a períodos diversos de la historia de la arquitectura ha respondido al objetivo de articulación con la estructura curricular en el marco del dictado de la Cátedra Vertical de Historia de la Arquitectura II–III, a fin de habilitar a los estudiantes a establecer relaciones, comparaciones y reflexionar sobre los contextos de producción, dispositivos políticos, económicos, socioculturales, materiales y simbólicos de las obras, entre otros. El recorte epistemológico específico desarrollado en la asignatura optativa Patrimonio Arquitectónico y Urbano se presentó como un campo temático donde aplicar estrategias pedagógicas por fuera de la reflexión histórica, mediante el abordaje tangible del bien.
Los objetivos específicos del proyecto se plantearon en un recorrido transversal a partir de la elaboración de tres dimensiones[10] que se han reconocido en la construcción de diversas estrategias didácticas y escenarios proyectuales:
1– Dimensión Educativa–cognoscitiva (niñez): generación de espacios lúdicos de concientización patrimonial, mediante la construcción de juegos con la memoria, la identidad, la valoración, etc., haciendo énfasis en la configuración espaciotemporal.
2– Dimensión Operativa–instrumental (adultos y niños): elaboración de un manual o registro práctico de intervención sobre los materiales, tecnologías y sistemas constructivos del edificio escolar, con la colaboración en acciones básicas de conservación del patrimonio construido, que refiere al mantenimiento del bien escolar.
3– Dimensión Histórica–reflexiva (ciudad): diseño y producción de una página web a partir de la cual se despliega la información histórica y patrimonial del edificio.
Es importante mencionar que, si bien se abordaron dos escuelas, la metodología experimental diseñada consideró su réplica en diversos establecimientos educativos (escuelas primarias), de valor patrimonial, plausibles de la aplicación de los tres campos definidos.
DESARROLLO: Del proyecto a la acción
El equipo académico de extensión estuvo conformado por ocho docentes, doce voluntarios estudiantes y una becaria estudiante de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (UNL), quienes participaron de todas las fases del proyecto: momento preliminar, implementación en campo y etapa posterior.
Cabe destacar que, en la fase de formulación del proyecto, se investigaron las políticas públicas vigentes relacionadas con la temática, y se detectaron posibles socios correspondientes a los distintos niveles del Estado, instituciones y organizaciones cuyo campo de acción se vinculaba a la propuesta.
Una vez seleccionadas las dos escuelas mencionadas, se procedió a establecer contactos y plantear las actividades con los socios del proyecto.
Una experiencia en tres dimensiones
Dimensión Educativa–cognoscitiva: generación de espacios lúdicos de concientización patrimonial.
La actividad se desarrolló en la escuela N° 14 Dr. Nicolás Avellaneda. El juego, la observación del entorno construido y su representación gráfica se plantearon como recursos para propiciar la reflexión en un intercambio horizontal de saberes.
Operativamente, el equipo de extensión realizó el trabajo de campo que inició con un relevamiento social, entrevistas y reuniones entre los socios. Con las maestras se definió que el grupo destinatario serían los alumnos de 4° y 5° grado de ambos turnos (entre 9 y 10 años). Se consideraron parámetros como edad, madurez, comportamientos, valores, particularidades, grado de aprendizaje, temas abordados en la currícula, niveles de integración de alumnos con características especiales, entre otros. Por otra parte, se relevaron las áreas urbanas de residencia de los alumnos y, finalmente, el edificio.
En función del objetivo general y variables surgidas del trabajo de campo se realizaron tres instancias en el desarrollo de los talleres lúdicos: Juego 1 «Mi ciudad y el patrimonio», Juego 2 «¿Cuál es mi estilo?», Juego 3 «Los espacios de mi escuela».
Los participantes directos fueron los niños, maestras, asistentes escolares y el equipo académico de extensión.
El Juego 1 propuso introducir una mirada sobre las distintas escalas del territorio: la ciudad de Santa Fe, luego el barrio y entorno escolar, e intercambiar sobre las obras patrimoniales destacadas de la ciudad, el área de influencia de la escuela, espacios verdes y patrimonio inmaterial.
El Juego 2 tuvo como base la realización previa de rompecabezas de 6 edificios escolares[11] de distintas corrientes arquitectónicas y en su desarrollo se introdujo a los niños a la historia de la escuela, la relación con la arquitectura moderna y las vanguardias.
El Juego 3 consistió en el reconocimiento de los espacios arquitectónicos de la escuela y su relación con las experiencias, donde los niños compartieron vivencias y pensamientos respecto de los espacios cotidianos.
En términos cuantitativos, en los tres juegos participaron de manera directa 102 niños, 8 maestros, 2 bibliotecarias, 3 asistentes escolares, 2 vicedirectores y la directora, correspondientes a 6 divisiones (3 de 4º grado y 3 de 5° grado) de ambos turnos (mañana y tarde).
Dimensión Operativa–instrumental: elaboración de un manual o registro práctico de intervención sobre el edificio escolar.
El desarrollo de la segunda dimensión se llevó adelante en la Escuela N° 2 Gral. Manuel Belgrano. En una primera etapa se efectuó una investigación documental en archivo propio del establecimiento. En función de su escala (superficie cubierta aproximada de 2018 m²), el relevamiento del edificio se ordenó por sectores, desglosados en sus componentes constructivos, a fin de evaluar y registrar el estado de conservación y detección de patologías, para cuyo procedimiento se utilizaron fichas[12] .
El producto final, entregado a las autoridades, se constituyó en un documento de 312 páginas, un Manual de registro práctico de intervención donde se identifican determinados sistemas constructivos–tecnológicos y materiales que componen la institución escolar. Contiene información gráfica, fotográfica y planimétrica actualizada.
Dimensión Histórica–reflexiva: acceso desde un código QR a una plataforma con información histórica y patrimonial del edificio.
El trabajo comenzó con la Investigación histórico–documental llevada a cabo por el equipo de extensión durante el relevamiento inicial del edificio y recolección de fuentes documentales. Para el armado de la plataforma se realizó un trabajo interdisciplinario con una estudiante avanzada de Diseño en Comunicación Visual (FADU–UNL) cuya perspectiva fue integrada en el desarrollo de esta parte del proyecto.
El resultado consistió en una página web con acceso a partir de un código QR que contiene información histórica y actual de la escuela, relatos, datos curiosos, planimetrías, entre otros. Asimismo, en el menú inicial es posible visualizar la información del resto de las escuelas trabajadas. Como parte del objetivo de visibilizar el patrimonio a nivel urbano, se entregaron placas acrílicas con los códigos QR, a fin de ser colocadas en los ingresos de ambos establecimientos.
Es importante mencionar que, si bien en esta primera instancia se han abordado dos establecimientos, la intención es elaborar un sitio que contenga un amplio repertorio de arquitectura escolar.
A continuación, se presenta el link de acceso a la plataforma creada: https://historiameinardy.wixsite.com/proyectopeis/3
CONCLUSIÓN: Análisis de procesos y resultados
Sostenemos que se logró concientizar a la población escolar sobre la existencia del patrimonio, tanto en su dimensión conceptual como en el reconocimiento de los valores propios de los edificios. Los estudiantes–voluntarios experimentaron diversas realidades, interactuaron con los actores involucrados y brindaron aportes desde el campo académico disciplinar en un proceso de retroalimentación. Por otra parte, el abordaje del objeto concreto, en un contexto real, produjo otro tipo de aprendizaje, fuera del aula, lo que resultó en una experiencia formativa, experimental, que desarrolló conocimientos propios de la práctica profesional.
Respecto de los temas propuestos, que por diversas circunstancias quedaron pendientes, se encuentra el trabajo con las vecinales con las que establecimos un primer vínculo, y con las que planteamos trabajar en acciones de difusión y talleres de concientización patrimonial, incluso uno de los edificios sede, Vecinal Zona Sur Pedro A. Candioti, se encuentra incluido en el Catálogo de Bienes del Patrimonio de Santa Fe.
En cuanto a los desafíos y posibles nuevas líneas de trabajo, pensamos que en la reproducibilidad de la matriz metodológica diseñada se garantizaría la sustentabilidad del proyecto, mediante políticas públicas amplificadas, y su puesta en práctica en las diferentes escuelas de la ciudad de Santa Fe.
La interacción de los tres campos propositivos, articulados en una matriz flexible, en un marco de concientización del patrimonio escolar, buscó generar un aporte al fortalecimiento de la identidad cultural desde la niñez, donde «patrimonio constituye el capital cultural de las sociedades contemporáneas (…) conformando un sentido de pertenencia, individual y colectivo, que ayuda a mantener la cohesión social y territorial»[13].
Referencias bibliográficas
Camilloni, Alicia, Gustavo Menéndez, Laura Tarabella y Mariana Boffelli (2017). Integración, Docencia y Extensión 2: Otra Forma de Enseñar y de Aprender. Universidad Nacional del Litoral.
García Canclini, Néstor (1999). Los usos sociales del Patrimonio Cultural, Cuadernos Patrimonio Etnológico. Nuevas perspectivas de estudio, ed. por Encarnación Aguilar Criado, págs. 16– 33. Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico.
Gardner, Howard (2013). Inteligencias múltiples: La teoría en la práctica. Paidós.
González–Varas, Ignacio (2015). Patrimonio cultural: Conceptos, debates y problemas. Ediciones Cátedra.
Grementieri, Fabio y Claudia Shmidt (2010). Arquitectura, educación y patrimonio: Argentina 1600–1975. Pamplatina.
Hart, Roger (1993). La participación de los niños: de la participación simbólica a la participación auténtica, Ensayos Innocenti, N° 4. UNICEF Research Centre.
Menéndez, Gustavo y Laura Tarabella (2017). El aprendizaje experiencial: una práctica de innovación que se afianza en la UNL. En Alicia Camilloni, Gustavo Menéndez, Laura Tarabella y Mariana Boffelli, Integración, docencia y extensión 2: Otra forma de enseñar y de aprender. Universidad Nacional del Litoral.
Reinante, Carlos María y Adriana Collado (2020). Inventario: 200 Obras del Patrimonio Arquitectónico de Santa Fe. Universidad Nacional del Litoral.
Santacana, Joan y Laia Coma (Coord.) (2014). El m–learning y la educación patrimonial. Ediciones Trea.
Documentos doctrinarios
UNESCO (2014). Indicadores Unesco de Cultura para el Desarrollo: Manual Metodológico.
ICOMOS (2011). Principios de La Valeta: Salvaguardia y Gestión de las Poblaciones y Áreas Urbanas Históricas. La Valeta, Malta.
AAVV (2002). Documento Base. Criterios de manejo e intervención en edificios con valor patrimonial. Ministerio de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Notas
[1] Real Academia Española: Diccionario de la lengua española, 23.ª ed. (versión 23.7 en línea). https://dle.rae.es (2024).
[2] Resolución del Consejo Superior Nº 307. Código Proyecto: 20-44-PEIS-FADU-MG.
[3] Cátedra Vertical Historia de la Arquitectura II – III. Seminario de Historia de la Arquitectura: «La Historia de la Vivienda en la Argentina» y Optativa «Patrimonio Arquitectónico y Urbano». Profesor Titular Arq. Gervasio A. Meinardy.
[4] Con el objeto de asegurar la participación y la implicación de los habitantes, debe implementarse un programa de información general para los habitantes, comenzando por aquellos que estén en edad escolar. 4.f «Propuestas y estrategias» en Principios de La Valeta. (2011): Salvaguardia y Gestión de las Poblaciones y Áreas Urbanas Históricas, ICOMOS. La Valeta, Malta.
[5] Proyectos PEEE: «La producción arquitectónica de la década de 1970 en Argentina. Una herramienta para la reflexión. Caso de estudio: Complejo Habitacional San Jerónimo Barrio Centenario-Santa Fe» (2016-2017); «Arquitectura y niñez. La dimensión lúdica como principio de acción y valoración del patrimonio arquitectónico y cultural» (2018) y «Arquitectura: patrimonio y escolaridad. Elaboración de una metodología experimental de trabajo participativo, didáctico y multipropósito en vinculación con la niñez y la concientización inicial en la educación del patrimonio. Caso: Escuela N° 5 Vicente López y Planes (2019). Los tres proyectos (que entrelazan Historia y Patrimonio) se vinculan entre sí, lo cual esta continuidad se lee, como parte de un proceso en el cual la historia de la arquitectura y su enseñanza, articulada desde la extensión, producen lazos con el medio, que potencian la construcción del estudiante como futuro profesional, pensante, reflexivo, situado y crítico.
[6] Néstor García Canclini, «Los usos sociales del Patrimonio Cultural», en Cuadernos Patrimonio Etnológico. Nuevas perspectivas de estudio, ed. por Encarnación Aguilar Criado (Sevilla: Junta de Andalucía, Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, 1999),16-33.
[7] Recogemos las ideas de Roger Hart, quien describe a la participación como «los procesos de compartir las decisiones que afectan la vida propia y la vida de la comunidad en la cual se vive. Es el medio por el cual se construye una democracia y es un criterio con el cual se deben juzgar las democracias. La participación es el derecho fundamental de la ciudadanía» (cfr. HART, 1993:5).
[8] Tomamos el concepto de «sostenibilidad», entendiendo que ésta «dependerá de la posibilidad de abastecernos de los edificios como recursos disponibles pero sin afectar su capacidad de aprovechamiento por generaciones futuras». (cfr. AAVV, 2002:24).
[9] La periodización corresponde a C. M. Reinante y A. Collado, Inventario: 200 obras del patrimonio arquitectónico de Santa Fe. (Santa Fe: Centro de Publicaciones Universidad Nacional del Litoral, 1993)
[10] Esta metodología se construye a partir del insumo del trabajo realizado por este equipo en la práctica PEEE (2019), denominada «Arquitectura: patrimonio y escolaridad. Elaboración de una metodología experimental de trabajo participativo, didáctico y multipropósito en vinculación con la niñez y la concientización inicial en la educación del patrimonio. Caso: Escuela N° 5 Vicente López y Planes».
[11] Escuelas trabajadas: 1- Escuela Belgrano (Eclecticismo); 2- Escuela J.J. Paso (Eclecticismo); 3- Escuela Vélez Sarsfield (Eclecticismo); 4- Escuela Falucho (Tradición Funcional); 5- Escuela Normal (Neocolonial); 6- Escuela Avellaneda (Racionalista).
[12] Un inventario es una herramienta para producir información, a partir de la recolección de datos, de manera sistemática y científica. Este instrumento técnico administrativo de control sirve para revelar un diagnóstico del estado de situación de ese patrimonio, será la base para la coordinación, toma de decisiones, estrategias y alianzas.
Cómo citar
Santarelli, Leticia y Gervasio Meinardy (2024). Experiencia de extensión: Arquitectura y escolaridad: niñez y concientización inicial del patrimonio, Polis, n.° 24. https://www.fadu.unl.edu.ar/polis
Leticia Santarelli
Arquitecta (FADU-UNL). Maestranda en Arquitectura (FADU-UNL). Jefe de Trabajos Prácticos en la Cátedra Vertical de Historia de la Arquitectura II y III (FADU-UNL). Integra Prácticas de Extensión de Educación Experiencial desarrolladas por la cátedra y Proyectos de Extensión de Interés Social (UNL).
Gervasio Meinardy
Arquitecto (FADU-UNL). Docente Investigador Categoría V. Profesor Titular Ordinario en la FADU – UNL, cátedra Historia de la Arquitectura II y III. Doctorando en la carrera de Doctorado en Arquitectura (FADU-UNL). Estudios de posgrado en la Maestría en “Historia y cultura de la Arquitectura y la Ciudad” en la Universidad Torcuato Di Tella. Director de diversos proyectos de Extensión universitaria (UNL).
Leticia Santarelli
Arquitecta (FADU-UNL). Maestranda en Arquitectura (FADU-UNL). Jefe de Trabajos Prácticos en la Cátedra Vertical de Historia de la Arquitectura II y III (FADU-UNL). Integra Prácticas de Extensión de Educación Experiencial desarrolladas por la cátedra y Proyectos de Extensión de Interés Social (UNL).
Gervasio Meinardy
Arquitecto (FADU-UNL). Docente Investigador Categoría V. Profesor Titular Ordinario en la FADU – UNL, cátedra Historia de la Arquitectura II y III. Doctorando en la carrera de Doctorado en Arquitectura (FADU-UNL). Estudios de posgrado en la Maestría en “Historia y cultura de la Arquitectura y la Ciudad” en la Universidad Torcuato Di Tella. Director de diversos proyectos de Extensión universitaria (UNL).